En un país como Chile, con una alta demanda eléctrica y un sistema que enfrenta crecientes necesidades, la energía geotérmica surge como una solución limpia, constante y con un enorme potencial aún por explotar. Esta energía, proveniente del calor del subsuelo, puede usarse directamente para calefacción o transformarse en electricidad, ofreciendo una alternativa sostenible para el futuro energético del país. La tecnología geotérmica aprovecha el calor natural del interior de la Tierra. Este calor puede utilizarse para calefacción, refrigeración o para generar electricidad. Actualmente, la geotermia representa menos del 1% de la generación eléctrica nacional, con una capacidad instalada de aproximadamente 83 MW, principalmente gracias a la planta geotérmica de Cerro Pabellón, ubicada en la Región de Antofagasta, la primera de su tipo en Sudamérica.
Chile tiene un potencial geotérmico inmenso debido a su ubicación en el Cinturón de Fuego del Pacífico, una de las zonas con mayor actividad volcánica y geotérmica del mundo. Chile cuenta con más de 2.000 volcanes, de los cuales cerca de 90 están activos, y una gran cantidad de fuentes termales y géiseres, especialmente en regiones como Atacama, Antofagasta, Los Lagos y Aysén. Se estima que Chile podría generar hasta 16.000 MW de energía geotérmica, una cifra que supera con creces la capacidad actual de todas las fuentes de generación eléctrica del país combinadas (alrededor de 26.000 MW en 2024).
La actividad volcánica de Chile, con sistemas como el Volcán Villarrica, el Lascar o el complejo geotérmico del Tatio, ofrece un acceso único a recursos geotérmicos de alta temperatura, ideales para la generación de electricidad. Esto posiciona al país por encima de muchas naciones con menor actividad geotérmica, como México o España. A diferencia de la energía solar o eólica, que dependen de condiciones climáticas, la geotermia es una fuente constante, disponible 24/7. Esto la convierte en un respaldo ideal para estabilizar la red eléctrica chilena, especialmente en un contexto de transición hacia energías renovables. La geotermia tiene una huella de carbono mínima, lo que apoya los compromisos de Chile para alcanzar la carbono neutralidad para 2050, según el Plan Nacional de Descarbonización. Según estimaciones, si se explotara tan solo el 1% de los recursos geotérmicos disponibles, Chile podría generar más de 1.600 MW térmicos, suficiente para abastecer a millones de hogares. Con una estrategia clara, incentivos para la inversión y un compromiso con la sostenibilidad, Chile podría aprovechar su riqueza geotérmica para garantizar un suministro eléctrico estable, reducir su dependencia de combustibles fósiles y liderar la transición energética en la región. ¿Será Chile el próximo referente mundial en geotermia?