Comunidad, el Congreso de Perú acaba de declarar "de interés nacional", la goleta chilena Covadonga, hundida frente a las costas de Chancay el 13 de septiembre de 1880, en el norte de la región de Lima, para rescatarle y restaurarle. Yo cuando lei esto encontre un obvio paralelismo con el Monitor Huascar, el cual la Armada de Chile le gana a Peru y le convierte en un buque museo en el puerto chileno de Talcahuano. Pero permitanme ponerles e contexto. La goleta Virgen de la Covadonga fue capturada por Chile a España en 1865 durante la Guerra Hispano-Sudamericana –en un combate que le valio a Chile el respeto de medio mundo–, se convirtió en un velero ágil y letal de la Armada. Bajo el mando del capitán Enrique Simpson, fue clave en el bloqueo de Tarapacá. Pero su destino se selló el 13 de septiembre de 1880, frente a las costas de Chancay, al norte de Lima. Atacada por el monitor peruano Manco Cápac, la Covadonga se hundió en aguas enemigas, llevándose consigo 13 vidas chilenas. Sus restos, a unos 20 metros de profundidad, han resistido el tiempo. Bien hoy dia el Congreso peruano, no solo busca reflotarlo: Quiere declararlo, "patrimonio cultural subacuático" de Perú, argumentando su valor histórico para la nación inca. El Ministerio de Cultura coordinará con Defensa, el gobierno regional de Lima y la Municipalidad de Chancay para evaluar su estado y, si es viable, restaurarlo como un "bien de valor nacional". Pobladores locales e historiadores: Estan entusiasmados, ya que para ellos, es un símbolo de resistencia Peruana en la Guerra del Pacífico.
Aquí entra el paralelo que no podemos ignorar: el monitor Huáscar. Capturado por Chile en la épica Batalla de Angamos (8 de octubre de 1879), donde Arturo Prat y Miguel Grau –dos caballeros de los mares– sellaron su destino. Chile restauro meticulosamente el Huascar en Talcahuano, Biobío, convirtiéndolo en un museo flotante que honra a ambas armadas. Sus cubiertas albergan retratos de Prat, Grau y Manuel Thomson; sus salas narran glorias Chilenas y Peruanas por igual. Hoy, es el segundo museo naval más visitado de Chile, un santuario que en 1995 gano el Maritime Heritage Award internacional. Y aunque Perú lo reclama de vez en cuando, Chile lo custodia como un acto de madurez: no es botín de guerra, es herencia compartida. Ojala que ese interes Peruano por el Covadonga sea inspiración genuina. Chile dio el ejemplo: Gano un barco enemigo, lo pulio hasta dejarlo reluciente y lo convirtio en un símbolo de paz. Perú parece seguir ese esquema, reconociendo que la Covadonga –aunque chilena en su alma– merece ser preservada antes de que el mar la devore. Ojala que si Perú logra reflotar el Covadonga, lo haga con el mismo espíritu que Chile con el Huáscar.
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