Comunidad, nos mandaron un fragmento de video de un podcast español llamado El Latinómetro, el cual se viralizó tras calificar al acento chileno como “el peor de Latinoamérica y hasta molesto”. “Me parece el más feo, de hecho es hasta molesto, es el chileno. Hay una musiquilla, una cantinela… parece que no acaban de arrancar, es una cosa rarísima”. Estas afirmaciones, presentadas en forma de broma, generaron revuelo, especialmente entre los chilenos, quienes defendieron logicamente su forma de hablar. Yo soy mexicano, no soy ni Chileno, ni Español, conozco ademas otros acentos latinos... Y si me gustaria acotar a nuestros amigos y neofitos españoles.
De entrada no es un programa serio, los tipos solo parlotean bobadas e ignoran la profundidad cultural de lo que tratan de hablar.. El acento chileno es una joya lingüística, llena de matices, historia y creatividad. El acento chileno no es un monolito; es un mosaico que refleja la geografía, historia y multiculturalidad del país. Chile, con su forma alargada y diversa, alberga una gran variedad de entonaciones y matices que cambian desde el norte árido hasta el sur patagónico. En el norte, el habla puede ser más pausada y clara. En el centro, el acento santiaguino tiene un ritmo rápido, con influencias de la migración europea y la vitalidad urbana. En el sur, especialmente en Chiloé, se perciben tonos más suaves y melódicos.. La entonación ascendente al final de las frases, que puede parecer peculiar a oídos foráneos, es una herencia lingüística que comparte rasgos con otras lenguas romances y que le da al chileno una expresividad única.. Los chilenos son conocidos por su ingenio para crear palabras y expresiones que enriquecen el idioma. Términos como “cachai”, “weón”, “fome” "funar" o “al tiro” no solo son parte del día a día, sino que encapsulan una forma de ver el mundo: directa, coloquial y profundamente social. Estas palabras son pruebas de un idioma vivo que se adapta y evoluciona. Además, el chileno incorpora elementos de lenguas indígenas, como el mapudungun y el quechua, que han dejado huella en palabras como “guagua” (bebé) o “pololo” (novio). Esta fusión lingüística es un testimonio de la riqueza cultural de Chile, algo que los comentarios de estos Españoles, pasan por alto al reducir el acento a una caricatura. Lejos de ser “molesto”, el acento chileno ha conquistado corazones en la escena internacional. Artistas como Mon Laferte, con su voz y estilo inconfundiblemente chilenos, han llevado este acento a escenarios mundiales, demostrando su musicalidad y encanto. Programas chilenos, como 31 minutos, han mostrado la diversidad del habla chilena, ganándose el aprecio de audiencias globales. Incluso en redes sociales, creadores de contenido chilenos han popularizado expresiones como “po’” y “cachai”, que se han convertido en símbolos de una identidad vibrante. Calificar el acento chileno como “el peor” no solo es subjetivo, sino que ignora la diversidad del español en América Latina. Cada acento, desde el caribeño hasta el rioplatense, tiene su propia belleza y particularidades. Criticar el chileno por su “cantinela” es tan absurdo como decir que el acento andaluz es inferior por su cadencia o que el madrileño es “raro” por su claridad. Todos son parte de la riqueza del español, un idioma que vive y respira en sus variantes.
En lugar de señalar al acento chileno como “molesto”, me gustaria invitar a estos españoles a escuchar con atención. Escuchen la poesía de Pablo Neruda recitada con el ritmo chileno, la pasión de una cueca bien cantada o la espontaneidad de una conversación entre amigos en Santiago. El acento chileno es uno de los más vivos y auténticos de América Latina con una identidad, historia y creatividad muy propias. Cachai Po? celebrémoslo como lo que es: un tesoro lingüístico que enriquece el mosaico del español.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario