Con orgullo y majestuosidad, el buque Esmeralda, emblema de la Armada de Chile, zarpará desde Valparaíso el 13 de abril, marcando el comienzo de su 68° viaje formativo. Este crucero de instrucción, que forja a los futuros líderes de la marina, incluirá visitas a puertos emblemáticos de Europa. El Esmeralda, con más de seis décadas de servicio, ha surcado los mares del mundo, arribando a 200 puertos en 78 países y navegando distancias que rivalizan con viajes lunares. En su próxima odisea, cruzará el Pacífico hacia Panamá y Curazao, para luego desplegar sus velas en el Atlántico, haciendo escala en Cádiz España, Brest en Francia, Portsmouth en Reino Unido y Lisboa Portugal, para finalmente regresar triunfante a Chile el mes de octubre. Este bergantín-goleta, con una historia de resiliencia y superación, es un testimonio viviente de la hermandad chileno-española y un símbolo de la tradición naval que continúa inspirando a generaciones de marinos chilenos.
El emblemático buque Esmeralda, destinado a ser el sucesor del Galatea en la Armada española, comenzó a tomar forma en 1946 en los astilleros de Echavarrieta y Larrinaga en Cádiz. Bautizado inicialmente como Juan de Austria, su construcción se vio abruptamente detenida por una explosión que afectó gravemente al astillero. En un giro del destino, el gobierno español, asumiendo las deudas del astillero, ofreció la nave inconclusa a Chile en 1950 para saldar antiguas deudas. Chile aceptó la propuesta y adquirió la nave por 2,9 millones de dólares, recibiendo oficialmente al Esmeralda en 1954. Con sus impresionantes 113,1 metros de eslora y 13,1 de manga, el Esmeralda desplaza 3.673 toneladas y se enorgullece de sus cuatro palos y 21 velas que, junto con las rastreras, le permiten alcanzar velocidades de hasta 17,5 nudos. Este buque no solo es un testimonio de la resiliencia y el ingenio naval, sino también un puente entre culturas y un faro de la tradición marítima chilena.
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